En el valle del Aragón, entre farallones y barrancos de los Pirineos se fundó Canfranc (Campus Francus), un pueblo fronterizo cuya función aduanera ha marcado su evolución a lo largo de los siglos.

Canfranc, con una población en torno a 600 habitantes, es un municipio que pertenece a la comarca de la Jacetania. Esta comarca, con capital en Jaca, es la que está situada más al noroeste de Aragón y está compuesta por veinte municipios, dieciséis de la provincia de Huesca y cuatro de la de Zaragoza.

La historia de Canfranc ha estado siempre condicionada por su cercanía a la frontera con Francia y por su ubicación en un valle de escasos recursos agrícolas, pero con un gran patrimonio natural y cultural que hoy se ha convertido en un gran valor a conservar y proteger.

Aunque posiblemente ya estaba poblada en época romana al estar localizada en la ruta de la vía romana que enlazaba Caesaraugusta con las Galias por el Summus Port (Somport), es en la Edad Media, s. XI, cuando Canfranc destaca como pueblo, ya que recibió importantes privilegios de exención de impuestos y de cobro de peajes aduaneros de los reyes de Aragón a cambio de la vigilancia y defensa de la frontera. Las actividades económicas en esta época fueron, fundamentalmente, el comercio transfronterizo que le hizo establecer relaciones con el vecino valle de Aspe en Francia y el paso de peregrinos a Santiago de Compostela que queda reflejado en diversas construcciones como el Hospital de Santa Cristina.

A lo largo del tiempo, las comunicaciones entre el valle del Aragón (España) y el valle de Aspe (Francia) han ido evolucionado, desde el primer camino de herradura hasta la construcción de una carretera en 1876, la apertura del ferrocarril transfronterizo en 1928 con la Estación Internacional de Canfranc o la inauguración del túnel de carretera internacional de Somport en 2003, y, todas estas mejoras, han permitido que Canfranc crezca como pueblo aunque no sin dificultades, ya que los incendios sufridos en 1617 y en 1944 estuvieron a punto de despoblar Canfranc.

En la actualidad los motores económicos de Canfranc son las centrales hidroeléctricas y el turismo traído por el Camino de Santiago y la estación de esquí que se apoya en una importante riqueza natural y en un patrimonio artístico que todavía conserva lugares de interés:

  • La Iglesia de la Asunción, en su origen del s. XII, fue remodelada en el s. XVI y cuenta con cuatro interesantes retablos barrocos.
  • El Castillo medieval, o torre defensiva, fue ampliado en el s. XVI con un recinto fortificado y tres torreones que formaron el patio de armas y distintas estancias. En 1928 fue derruido casi en su totalidad para la construcción de la carretera.
  • La torre de Aznar Palacín, una casa torre de un infanzón del s. XIV de la que solo se conserva la mitad de la misma.
  • La iglesia de la Trinidad, construida en el s. XVI, conserva una capilla renacentista.
  • Los puentes, el de arriba y el de abajo. Destaca el de abajo, también llamado de los Peregrinos, que fue reconstruido en el s. XVI sobre su base medieval.

La arquitectura popular se caracteriza por el uso de la pizarra en los tejados de pronunciadas vertientes, las lucanas redondeadas o ventanas en el tejado con su propia cubierta, los ventanales góticos y las amplias portadas. Un reflejo de la influencia francesa de la que quedan pocas muestras debido a los incendios que obligaron a derribar gran parte de estas edificaciones populares.

Fuente:


Canfranc, Brian Adamson. Recuperado de: https://flic.kr/p/2hie2A7, 06/10/2022. CC BY.
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